sábado, 4 de agosto de 2012

Supongo que hasta que no sabes cómo se siente no puedes decir nada. Y eso es lo que me explicaron una vez.
Lo tenía que hacer, como sea, aún rompiéndome durante un mes horas y horas aún desconociendo qué se me iba a interponer por el camino.
Luchar no era fácil, pero digamos que ella lo hizo más cómodo, más a gusto, ¿sabes? Me enseñó que no importara lo mucho o lo poco que cueste, lo que importaba era llegar allí y hacerlo. Hacerlo como si hubieras estado años preparándote para eso.
Todavía con lágrimas en los ojos puedo recordar cada jodido detalle que me decía, de esas bromas, de esos madrugones en un mes de verano que acabarían mereciendo la pena un  28 de Julio. Y aún quedaba más.
Salir de allí corriendo y desquebrajarte como una niña pequeña no era nada satisfactorio, dolía, dolía como lo que más. La impotencia ganaba importancia y cada vez que no salía volvíamos a lo mismo.
Y, ¿qué iba a hacer? No sé qué hubiera sido sin ella, no lo sé. Quizás ahora no estaría escribiendo esto.
¿Cómo decías tú? ‘Saldrás allí y lo pondrás todo, demostrarás lo mucho que te ha costado llegar hasta aquí y lo mucho que vale la pena, Delfi.’
Porque esto era como una fuente de agua, ¿recuerdas? Si pones la mano con los dedos abiertos entre sí, el agua se te escapa. Pero… si los cierras, podrías conseguir mantenerla.
No hay nada que decir, supongo que lo último que queda de aclarar es que sin ti nada de ésto hubiera sido posible.
Y así, sin más. Gracias.




1 comentario:

  1. Y un año más tarde sigo aquí, y quizá todo lo que ha pasado todo este tiempo no haya sido lo que esperábamos, pero ahí está, y si tengo algo claro es que el tiempo se va para nunca volver.

    Hay oportunidades que aparecen de la nada, que estuvieron claras desde el principio aunque nos empeñásemos en emborronarlas. Llegó el momento de luchar, y no hablo solo de madrugones, risas, lloros y enfados.

    Quiero que sepas que AHORA ha llegado el momento que cualquiera de nosotros espera en la vida, y el mayor cambio no es solo que ahora tienes que bajar más posición, hacerlo más fuerte o que el giro sea más rápido, porque eso no servirá de nada si no sales ahí, si no pones ese primer pie en el tatami.

    La experiencia me dice que el mayor cambio está en que tienes que verte capaz, de eso y de todo. Porque yo lo sé, solo queda que tú te des cuenta.

    ResponderEliminar